No.
La gammagrafía tiroidea es una técnica que se utiliza rutinariamente en medicina humana. Prácticamente carece de riesgos y de efectos secundarios, y la información que aporta es esencial para el tratamiento con éxito del hipertiroidismo felino.
Es una prueba sencilla y segura: se realiza mediante una inyección intravenosa; nunca necesita anestesia (tan solo en algunos gatos de difícil manejo -<1%- puede precisar una sedación ligera); y la radiación recibida es muy baja (20 veces menor que la de una radiografía).