El estudio laboratorial del hipertiroidismo felino se basa en pruebas laboratoriales rutinarias (hemograma, bioquímica sanguínea y urianálisis) y en pruebas específicas de la función tiroidea.
Aunque en el hipertiroidismo felino las pruebas laboratoriales rutinarias (hemograma, bioquímica sanguínea y urianálisis) pueden mostrar alteraciones con frecuencia, estas generalmente suelen ser inespecíficas y no permiten confirmar el diagnóstico. Sin embargo, estas pruebas son de gran ayuda en el diagnóstico del paciente con sospecha de hipertiroidismo, ya que permiten:
Sin embargo, la confirmación del hipertiroidismo precisa de pruebas específicas que evidencien la alteración de la función tiroidea. Estas pruebas se basan en la detección de una elevación de la concentración sérica de hormonas tiroideas (pruebas directas) o en la demostración de su efecto sobre la funcionalidad del eje hipotálamo-hipófisis-tiroides (pruebas indirectas o dinámicas).
Los gatos hipertiroideos pueden mostrar con frecuencia alteraciones en el hemograma, aunque suelen ser leves e inespecíficos.
Entre un 30-50% pueden presentar eritrocitosis ligera o moderada por la acción de las hormonas tiroideas sobre la médula ósea. El hipertiroidismo felino no suele producir anemia y cuando se detecta, se debe de investigar la presencia de alguna enfermedad concurrente que la esté originando.
Frecuentemente aparecen alteraciones leves en la serie blanca, por el estado de estrés del paciente hipertiroideo, como leucocitosis, neutrofilia, linfopenia o eosinopenia (leucograma de estrés).
Con menos frecuencia se presentan linfocitosis y eosinofilia, probablemente por la deficiencia de cortisol que puede producirse en el hipertiroidismo.
La alteración bioquímica más frecuente en gatos hipertiroideos es la elevación de las enzimas hepáticas alanina aminotransferasa (ALT), aspartato aminotransferasa (AST), fosfatasa alcalina (ALP) y lactato deshidrogenasa (LDH). Más del 90% de los gatos hipertiroideos tiene, al menos, una de estas enzimas moderadamente elevada.
Aunque se desconoce la causa de la elevación de las enzimas hepáticas en el hipertiroidismo felino, estudios morfológicos y funcionales parecen indicar que esta elevación se produce principalmente por un aumento del metabolismo hepático, por acción de las hormonas tiroideas, más que a una disfunción o daño hepático real.
Se considera que en la elevación de la fosfatasa alcalina en gatos hipertiroideos puede contribuir, notablemente, el incremento de la isoenzima ósea que se produce en estos pacientes.
En cualquier caso, se ha observado una estrecha relación proporcional entre la elevación de enzimas hepáticas y los niveles de hormonas tiroideas circulantes. En gatos con hipertiroidismo avanzado, el grado de elevación de estas enzimas puede ser dramático. Por el contrario, en gatos con enfermedad leve, el grado de elevación de las enzimas hepáticas es leve o inexistente. De hecho, si se observa una marcada elevación de enzimas hepáticas en gatos con concentraciones de hormonas tiroideas solo ligeramente elevadas, se debe sospechar que existe una enfermedad hepática concurrente y diferente al hipertiroidismo.
Al interpretar la elevación de enzimas hepáticas en gatos es importante considerar que:
Aproximadamente un 2%-10% de los gatos hipertiroideos no tratados presentan elevaciones ligeras o moderadas de urea y creatinina. Debido a la edad de presentación del hipertiroidismo felino, resulta difícil saber si la alteración de estos parámetros está producida solo por el hipertiroidismo o también por una posible enfermedad renal concurrente.
En gatos hipertiroideos con enfermedad renal concurrente, las alteraciones bioquímicas pueden agravarse por el incremento del catabolismo proteico, la hipertensión y por una posible azotemia prerenal debida al hipertiroidismo.
En gatos hipertiroideos sin azotemia, los niveles circulantes de creatinina son significativamente inferiores a los de gatos control de la misma edad, posiblemente debido a la pérdida de masa muscular y al aumento de la tasa de filtración glomerular asociada al hipertiroidismo. Estos niveles de creatinina reducidos pueden crear confusión a la hora de diagnosticar un fallo renal concurrente en un gato hipertiroideo.
En general, las concentraciones séricas de dimetilarginina simétrica (SDMA) suelen ser más bajas de lo normal, probablemente por el aumento de la tasa de filtración glomerular (TFG) en estos pacientes (la masa muscular no afecta a la SDMA).
Sin embargo, aproximadamente el 10% de los gatos hipertiroideos no azotémicos pueden presentar concentraciones séricas elevadas de SDMA, y suelen tener más predisposición a desarrollar azotemia después del tratamiento. Está prueba se está empleando como marcador de la enfermedad renal oculta en gatos hipertiroideos, y predecir la evolución de la función renal después del tratamiento (cuando la TGF y la masa muscular vuelvan a la normalidad). Sin embargo, como factor predictivo, la concentración sérica de SDMA tiene poca sensibilidad (muchos gatos con concentraciones normales de SDMA desarrollan azotemia postratamiento), pero buena especificidad (muy pocos gatos con valores altos de SDMA permanecen no azotémicos).
Los gatos hipertiroideos pueden presentar ocasionalmente niveles de glucemia ligeramente elevados, probablemente en respuesta al estrés. En casos con diabetes mellitus preexistente, el catabolismo acelerado de la insulina hace que las necesidades de insulina exógena se eleven. Además, las concentraciones de fructosamina de gatos hipertiroideos son significativamente menores que las de gatos sanos, debido probablemente al aumento del recambio proteico. Por ello, se debe tener precaución al utilizar los niveles de fructosamina para monitorizar la diabetes mellitus en gatos hipertiroideos.
Un 40% de los gatos hipertiroideos sin enfermedad renal concurrente pueden presentar hiperfosfatemia, aunque se desconoce el mecanismo por el cual se produce. Hasta en un 50% se puede detectar una leve-moderada disminución en la concentración de calcio ionizado en circulación, generalmente sin repercusión clínica.
Raramente se ha descrito en algunos casos hipopotasemia, pero siempre ante un gato hipertiroideo con debilidad muscular marcada, se debe sospechar la presencia de hipopotasemia. Asociado a estos cambios, hasta en un 75% de los gatos hipertiroideos pueden mostrar elevaciones moderadas o graves de la PTH (Hormona paratiroidea) circulante.
Hasta en un 40% de los gatos hipertiroideos las concentraciones séricas de cobalamina pueden aparecer disminuidas. Se considera que esta hipocobalaminemia probablemente no sea funcional y, por lo tanto, que no requiere suplementación. Las concentraciones séricas de cobalamina suelen normalizarse una vez que se haya recuperado el eutiroidismo después del tratamiento. Si no se normaliza, debería considerársela existencia de una enfermedad gastrointestinal concurrente.
Otros parámetros bioquímicos como colesterol, sodio, cloro, bilirrubina, albúmina y globulina es poco frecuente que estén alterados en gatos hipertiroideos sin comorbilidades.
Aunque en gatos hipertiroideos el urianálisis suele ser normal, puede resultar muy útil para diferenciar esta enfermedad de otras que cursan con un cuadro clínico similar de polidipsia/poliuria como la diabetes mellitus.
La densidad urinaria en gatos hipertiroideos es muy variable, y la orina puede aparecer diluida o concentrada. Una densidad urinaria <1035 está asociada con un aumento en el riesgo de desarrollar azotemia después del tratamiento
Es frecuente la presencia de proteinuria moderada en gatos hipertiroideos, posiblemente debida a la hiperfiltración. Además, puede ser consecuencia de los cambios en el manejo de la excreción de proteínas a nivel tubular. El pronóstico de la proteinuria en gatos hipertiroideos se desconoce, aunque tiende a resolverse tras el tratamiento incluso en gatos que desarrollan azotemia.
Hasta un 12% de gatos hipertiroideos tienen infecciones del tracto urinario, que pueden presentarse asociadas a otras alteraciones en el urianálisis o, en algunos casos, sin signos clínicos.
La confirmación laboratorial del diagnóstico del hipertiroidismo debe realizarse con la demostración directa o indirecta de la elevación de la concentración de hormonas tiroideas circulantes.
En la interpretación correcta de los resultados de estas pruebas es necesario tener en cuenta la fisiología tiroidea, las características de cada método de detección y algunos factores (tiroideos y no tiroideos) que pueden influir en las concentraciones séricas de las hormonas tiroideas.
El hallazgo laboratorial más constante en el hipertiroidismo felino es la elevación de la concentración sérica de tiroxina total (90-95% de los casos) y de la triyodotironina (70% de los casos). La determinación de los niveles de hormonas circulantes es de gran utilidad en la confirmación del diagnóstico, ya que son muy específicos y no suelen dar lugar a falsos positivos.
Aunque la correlación entre los niveles séricos de T3 y T4 total en gatos hipertiroideos es alta, es preferible la determinación de T4 total para el diagnóstico del hipertiroidismo por su mayor sensibilidad. Así, mientras que un 30% de los gatos hipertiroideos pueden presentar niveles de T3 total dentro del rango normal, solo un 10% de los casos tiene niveles de T4 total normales. La mayoría de los gatos hipertiroideos con T3 total normal, suelen presentar los niveles de T4 total ligeramente por encima del rango normal, y se encuentran en un estadio de la enfermedad inicial o leve. La justificación a este hecho es que en los estadios iniciales de la enfermedad, cuando la producción de hormonas tiroideas empieza a elevarse, hay un descenso compensatorio en la conversión periférica de T4 a T3. En cualquier caso, para el diagnóstico de hipertiroidismo felino no se recomienda la determinación de T3 total, aunque si se realiza, los resultados deben interpretarse siempre junto con los de T4 total.
En general, la mayoría de los gatos hipertiroideos (> 90%) presentan, de forma persistente, una elevación significativa de los niveles T4 total circulante (de hasta 20 veces por encima del límite superior del rango de referencia).
Sin embargo, una proporción considerable de gatos hipertiroideos (el 10% de todos los casos totales y hasta el 40% de los casos con hipertiroidismo leve) pueden presentar concentraciones de T4 total dentro del rango de referencia. Se considera que estos pacientes presentan un hipertiroidismo oculto que se define como aquellos gatos con sospecha clínica de hipertiroidismo (con signos clínicos leves o poco específicos) y concentraciones de T4 total dentro del rango de referencia (generalmente en la parte superior) o ligeramente elevadas (de 2,5 a 6µg/dl [30–75 nmol/l]; (RR: rango de referencia, 0,8-4,0 µg/dl [10–50 nmol/l]). El hipertiroidismo oculto puede ser consecuencia de varias situaciones:
Cuando se sospecha clínicamente de la existencia de hipertiroidismo pero las concentraciones de T4 (y T3) no son elevadas, el procedimiento a seguir en el manejo de estos pacientes sería:
Por otra parte, puesto que en gatos enfermos no hipertiroideos las concentraciones de hormonas tiroideas están suprimidas hasta valores incluso indetectables, se debe sospechar hipertiroidismo en todo gato adulto o de edad avanzada gravemente enfermo de cualquier enfermedad no tiroidea y con niveles séricos de T3 y T4 normales, especialmente si existen síntomas de hipertiroidismo. Después de la estabilización o recuperación de la enfermedad concurrente, posiblemente los niveles séricos de hormonas tiroideas se eleven por encima del rango de referencia normal, permitiendo confirmar el diagnóstico de hipertiroidismo.
Por tanto, aunque la determinación de T4 total es la mejor prueba para establecer el diagnóstico de hipertiroidismo en el gato, hay que tener en cuenta que en algunos gatos hipertiroideos los niveles de T4 total pueden ser normales, por lo que no puede excluirse el diagnóstico de hipertiroidismo felino en base solo a una concentración de T4 total normal, y en ocasiones es necesario repetir los análisis o emplear otras técnicas diagnósticas.
Aunque la elevación de las concentraciones de triyodotironina (T3) se presenta en el 70% de los gatos hipertiroideos, esta prueba generalmente no se debe utilizar para la confirmación del hipertiroidismo felino por su menor sensibilidad frente a la determinación de T4 total.
En general, solo un 30% de los gatos hipertiroideos pueden presentar niveles séricos de T3 dentro del intervalo de referencia normal. Pero cuando se considera este dato atendiendo a la gravedad del hipertiroidismo, hasta un 80% de los gatos con hipertiroidismo leve (T4 total <6 µg/dl) pueden presentar valores de T3 normales, por lo que en estos casos su sensibilidad diagnostica es muy baja (12-25%). El que los niveles de T3 puedan ser normales algunos gatos hipertiroideos pueden explicarse porque:
La determinación de la concentración ft4 en una prueba muy sensible (85-90%) para el diagnóstico del hipertiroidismo felino.
En los gatos hipertiroideos, la correlación entre las concentraciones séricas de T4 total y de fT4 es muy alta. Sin embargo, la concentración de fT4 está elevada en una mayor proporción de gatos hipertiroideos en comparación con la T4 total. Además, es más significativo el hecho de que los niveles séricos de fT4 están elevados en el 95% de los gatos hipertiroideos que tienen niveles séricos de T4 total normales (por fluctuación hormonal, hipertiroidismo leve o enfermedades concurrentes).
A pesar de su alta sensibilidad en el diagnóstico del hipertiroidismo felino, su uso presenta algunos inconvenientes:
Para evitar falsos diagnósticos, la interpretación de los resultados de la determinación de fT4 debe realizarse teniendo en cuenta la los datos clínicos (historia clínica, sintomatología, hallazgos del examen físico y pruebas laboratoriales rutinarias) y los niveles séricos de T4 total.
Por lo tanto, la determinación de fT4 no proporciona ninguna información adicional si las concentraciones de T4 totales están significativamente elevadas (y han confirmado el hipertiroidismo). La medición de la concentración de fT4 se recomienda en los casos en los que la T4 total se encuentra dentro tercio superior del intervalo de referencia, pero se tiene una sospecha clara de hipertiroidismo.
Casi todos los gatos hipertiroideos tienen concentraciones de TSH indetectables (<0,03 ng/mL) por la supresión de su secreción hipofisaria como consecuencia de los altos niveles de hormonas tiroideas circulante. Su sensibilidad diagnostica en el hipertiroidismo felino es muy alta, de entre el 90-95%.
En la elección de esta prueba para el diagnóstico del hipertiroidismo felino hay que considerar que:
En general, la demostración de una concentración indetectable de TSH en gatos con signos clínicos compatibles con hipertiroidismo apoya el diagnóstico de hipertiroidismo, pero no puede confirmarlo por sí solo. También en estos gatos, particularmente si los signos clínicos de hipertiroidismo son leves, la demostración de una concentración detectable de TSH sugiere un estado eutiroideo, aunque no descarta definitivamente el hipertiroidismo.
La determinación de la concentración de cTSH no es una prueba adecuada, por si sola, para confirmar o descartar el hipertiroidismo felino, si puede ser de gran utilidad cuando se utiliza combinada con los datos clínicos y con la determinación de T4 total y fT4. Puede utilizarse para confirmar casos de hipertiroidismo oculto o subclínico, en los que exista sospecha clínica de hipertiroidismo pero con niveles de T4 total y T3 dentro de los rangos normales de referencia. El hallazgo de unos niveles T4 total normal, con valores de fT4 elevados y TSH indetectable confirma el diagnóstico de la enfermedad en un gato con historia (p.ej., pérdida de peso a pesar de tener buen apetito) y hallazgos en el examen físico (p.ej., nódulo tiroideo palpable) compatibles con la enfermedad. Sin embargo, puesto que algunos gatos eutiroideos pueden presentar conjuntamente niveles de fT4 elevados (por enfermedad no tiroidea) y niveles indetectables de TSH (por enfermedad no tiroidea o edad avanzada) el diagnóstico de esta enfermedad nunca debe basarse exclusivamente en el hecho de encontrar unos niveles de fT4 elevados y de TSH bajos.
La determinación de cTSH es una prueba con alta sensibilidad (90-95%) pero baja especificidad (60-70%) para el diagnóstico del hipertiroidismo felino, por lo que no debe emplearse como herramienta diagnóstica única de esta enfermedad. Sin embargo, cuando se usa combinada con los datos clínicos y con la determinación de T4 total y fT4, puede ser de gran ayuda en el diagnóstico del hipertiroidismo, especialmente, en el oculto o subclínico.
Existen otras pruebas laboratoriales para el diagnóstico del hipertiroidismo felino, las pruebas indirectas o dinámicas, que se basan en la estimulación/supresión de la función tiroidea mediante la administración exógena de diferentes hormonas.
Las principales pruebas dinámicas de la función tiroidea son: Test de supresión con triyodotironina (T3); Prueba de estimulación con hormona liberadora de tirotropina (TRH); Prueba de estimulación con TSH.
En general, la realización de estas pruebas es más compleja y no aportan ventajas frente a las descritas anteriormente, por lo que su uso está limitado a situaciones muy concretas.