El tratamiento de gatos hipertiroideos con I131 ha demostrado una eficacia (curación completa con niveles de hormonas tiroideas en rango normal) a los seis meses postratamiento, del 95% de los pacientes tratados. Algunos gatos (<5%) pueden presentar hipertiroidismo persistente, por lo que pueden necesitar una dosis adicional de I131 para su curación completa.
La gammagrafía tiroidea es una prueba segura que no conlleva ningún riesgo /efecto secundario para el paciente, salvo los inherentes a la sedación / tranquilización, si esta fuese necesaria.
Los gatos hipertiroideos, en especial los que presentan enfermedad crónica y severa, están expuestos en cualquier momento a sufrir una “crisis hipertiroidea”, una complicación muy poco frecuente del hipertiroidismo. Esta situación se desarrolla por la liberación masiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) que se manifiesta con taquicardia severa (FC> 300 lpm), taquipnea, jadeo, dificultad respiratoria, debilidad profunda, ventroflexión cervical o ceguera repentina, y que pueden ser potencialmente incompatibles con la vida. Como factores desencadenantes se han descrito la supresión brusca de medicamentos antitiroideos, el estrés severo (por viajes, manipulación o procedimientos diagnósticos) o enfermedad no tiroidea concurrente.
En general, los efectos secundarios asociados con el tratamiento con yodo radiactivo en gatos son poco frecuentes. En casos extremadamente raros (<0.1%), los gatos que reciben dosis altas de I131 pueden desarrollar disfagia transitoria y fiebre durante los primeros días después del tratamiento (probablemente como resultado de la tiroiditis por radiación). Es una situación que suele resolverse espontáneamente. En raras ocasiones, pueden desarrollar un cambio en la voz después del tratamiento (debido a la irradiación de la laringe y la parálisis de las cuerdas vocales), que puede ser permanente en algunos casos.
El principal efecto adverso descrito en el tratamiento del hipertiroidismo felino con I131 es el desarrollo de hipotiroidismo iatrogénico (disminución persistente de las hormonas tiroideas por debajo de los niveles normales). La pauta de tratamiento con I131 empleada en IODOCAT, permite minimizar el riesgo de provocar hipotiroidismo (< 2% de gatos tratados han presentado hipotiroidismo después del tratamiento). La mayoría de estos casos son inevitables, ya que suelen desarrollarse cuando todo el tejido tiroideo del paciente ha sido reemplazado por tejido neoplásico y, al destruirlo, no queda tejido sano para poder restituir la función tiroidea a la normalidad después del tratamiento.
Aunque se ha descrito como efecto secundario de cualquier tratamiento del hipertiroidismo felino la aparición o el empeoramiento de enfermedad renal crónica (ERC), cuando había sido detectada previamente, está demostrado que estas no están causadas por los tratamientos sino que son el resultado de la disminución de los niveles hormonales a valores normales. El estado hipertiroideo (altos niveles de hormonas tiroideas) enmascara la enfermedad renal preexistente al aumentar la tasa de filtración glomerular (TFG) y el flujo sanguíneo renal, por lo que la enfermedad renal oculta puede volverse clínicamente evidente solo después del retorno de la función tiroidea normal (cuando el flujo renal no está aumentado por el exceso de hormonas tiroideas). Esta situación se presenta en el 20-30% de los gatos tratados y suele estabilizarse entre los 3 a 6 meses después del tratamiento y no progresar más en la mayoría de los gatos.
Aunque no existen estudios en gatos hipertiroideos tratados con I131, investigaciones en pacientes humanos no han demostrado un aumento de posibles efectos adversos a largo plazo, como la carcinogénesis, el daño genético y el daño fetal.